Si bien nuestros pequeños trabajadores metalúrgicos no son parte de la serie T-1000, tampoco son por ello menos aterradores: Isaac Asimov habría tenido sudores febriles al imaginarse esta amenaza de hojalata. Da la impresión de que nada podría frenarlos, ni siquiera el óxido ...Si bien nuestros pequeños trabajadores metalúrgicos no son parte de la serie T-1000, tampoco son por ello menos aterradores: Isaac Asimov habría tenido sudores febriles al imaginarse esta amenaza de hojalata. Da la impresión de que nada podría frenarlos, ni siquiera el óxido.
Absolutamente implacables, estos hombres de hojalata pueden elevarse sin quejarse y llegar a su objetivo sin el menor remordimiento: una vez que se ponen en movimiento, están a solo unos pasos de la dominación mundial. Pero no te preocupes, solo tú tienes el control de su motor. Así que presta atención...
No sabemos exactamente cuánta voluntad tienen dentro. Ahora nos preguntarás, ¿cómo sabemos todo esto?