Durante la década de los 90, su inclinación fue la de escribir relatos cortos y cuentos infantiles, inspirados en sueños e historias cotidianas. Su principal ilusión era poder transmitir a los lectores más jóvenes de una manera sencilla, minuciosa y fácil de entender, con el objetivo de fomentar en este colectivo el gusto por la lectura.